Prometo no enojarme,
no esconderme más que ya lo
hacen mis personajes
Prometo serte fiel al apagarse la luz,
sin
mentirte más que la luz lo ha hecho al desvanecerse
Prometo no perderme en amaneceres sin partirme la
crisma, desolado por el encuentro
Y fortuito soy,
tan espontáneo como mi lengua
voraz que no calla,
si tú no la besas antes.
La penumbra es terca y maldita,
pero sigue siendo el lecho en el que duermo.
Suspirando sombras medidas, salvajes.
Y a duras penas escaparé de las lástimas
porque
irreductiblemente son ya las mías…
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