miércoles, 20 de febrero de 2013

Escrito en la piel





Ni una palabra más a los cielos, todas a la tierra. 
Perdida la trascendencia  me queda el barro y el escueto encuentro con el aire. Donde me lleve, me moveré y allí moriré. Sin escritura de papel pública, sin la espera arrogante del duelo. Me batiré sólo, con mi piel y mis manos, sólo ellas deben leerme. Únicamente espero los encuentros desnudos con el alma de la tierra, sin que nada ni nadie se entrometa, con mi cuerpo, a solas. Ya no necesito beberte; escritura, ni emborracharme para sorprenderte en las esquinas de los bares, en la muchedumbre que me alimenta. Me queda ese silencio esponjoso que vomita escrituras sin dueño, allí donde desapareces. Y desde ahí te escribo, en donde ya no te veo ni siento, en donde apagas tu mundo, para que ahora sea mi cuerpo el que escriba el resto…

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