lunes, 31 de julio de 2017

II


La miel finge amargura,

palabrea en mi boca.

Su turquesa vivaz

extingue mi voz,

labra dentro de mi,

el laberinto.

Perdido por amor

Perdido por contrato

Perdido por búsqueda.

A sabiendas de perderme

aunque sea para no redimirme

en la miseria herida del pasado

la guerra ha cubierto todo de cuerpos

vasijas, cartas, citas, cenas

resumida síntesis de un episodio

no prolongado y violento.

A más tardar el ataúd

vive ya sin tacto

por unas manos sesgadas

de tanto rascar la herida

aquél dolor sin embargo

trémula mirada,

ya ha cerrado los ojos

y mira con caricia

a la que ya parece ser una bestia muerta

 

La vida



Una sola,

tendrás:

luz diaria o penumbra,

reside en ti dar historia

escribir las mejores páginas

o vivir en el deseo de la fuga

más no podrás seducirte,

ni embellecer

el hecho mismo de su belleza

Puede que seas terco,

sities la ciudad con tu guerra

Puede que vivas en el límite del amor

aplaudido por tus gestas,

pero en tu lecho de muerte

serás como todos:

una materia en transición dispuesta a morir

La mente entonces apagará su fábrica de esferas

Todas las geometrías fenecerán

Y a partir de ahí

Lo que reuniste junto a ti,

incluida tu fugaz riqueza,

no servirá para nada.

Sabiendo ya la historia

¿A qué servirse de tanta obstinación y soberbia?

¿De verdad merece la pena vivir para ganar?