lunes, 26 de marzo de 2012

Amigo


corazón abierto que permite ser 
sin querer decir 
sin querer cambiar
sin reconocimiento
sin gloria
.
.
.
brazos abiertos que escuchan
y devuelven el aire
más limpio
sonrisa
.
.
.
estar ahí
siempre
como el latido
.
.
.
sin anunciarse


jueves, 22 de marzo de 2012

Lluvia



Lluvia
Lluvia, agua clara, la lluvia. Sonido leve, atardecer florido. Los colores suaves rodando entrelazados y en sigilo la luz de la lumbre, antorcha breve. El hombre en su medida se ha acabado y sólo queda su huella lenta, caminar dolido. ¿Dónde están las flores transparentes, dónde el agua dulce que se bebe? La sierra está cansada, su herrumbre tiembla, mientras la madera se desploma en láminas cortadas.
                                                                                        J. Moreno

miércoles, 21 de marzo de 2012

Enemigo



Enemigo
Llama hiriendo, corazón lanzado, viento: otra llama. Mano abierta y la grieta sujetando el recuerdo, un olvido que no llega, que lastima. Mercancía de trapos: olor moribundo y la carne se pudre, no vive; otra llama. Agua no bebida, amarga, rompiendo vísceras, mis vísceras y el rencor como palabra aguda de cuervos, partiendo. Las tejas sin dueño, sin piel; otra llama, me quema. Tantas noches sin alma, tanta miseria que no veo; otra llama. Roto, delgado como el infinito, otro grito helado, escueto. Enemigo mio, infalible, vuelves a mirarme a mí, a mi pecho, intenta mirarte a tí y que la llama apague.

                                                                             Ufarte




lunes, 19 de marzo de 2012

Deudas

Mi gran amigo Daniel nos ha contado hace unos días que lleva semanas repasando edificios subido a una grúa, en un estado de “ansiedad” permanente por la responsabilidad de su trabajo. Se trata, por su parte, de evitar sorpresas dramáticas en los días de desfile procesional que se aproximan, donde el alto grado de ocupación de las calles hace que el riesgo de impacto de las piezas sueltas en los cuerpos de los viandantes sea muy elevado. 
Me llamó la atención su profunda sensibilidad al sentir el contacto de sus manos, su piel, con lo que él nombraba ‘la carne muerta’ de la materia. Yendo aún más allá nos comentaba...‘a menudo entiendo que hay alma detrás de la materia’. 
Sentía sobre sí mismo el peso de la culpa, de la suya y la de todos los que de alguna manera se habían visto involucrados en el proceso de decadencia por descuido frente al creciente debilitamiento en el que las estructuras del hombre se encuentran hoy inmersas. Daniel lo siente hoy en sus propias carnes... la carne del mundo le ha tocado y no puede escapar a esta realidad fenomenológica, matérica, háptica... y por todo ello trascendente. 
Estoy de acuerdo, es un estado de abandono que viene de muy atrás, de vínculos que hacen rígido e inoperante el proceso de actualización de la materia; porque cada día resuena más fuerte su grito en el alma de los mortales. Estar ahí debe ser vivir una catarsis permanente, no me cabe la menor duda.
Termina Daniel lanzándonos esta reflexión que deja paso al poema de Miguel Gimeno Castellar sobre Lorca, donde subraya para revelarnos su confrontación, el sentido y sin sentido del hombre. 
‘La diferencia entre una ciudad y una montaña de ladrillos unidos puede que consista en las vivencias y acontecimientos que sostienen el hecho físico de la materia pero si se ignora el recorrido del tiempo, la materia se convierte en nada, en escombro.’





Mi ciudad en el recuerdo:

“En mi memoria mi ciudad perdura
como un cuadro de breves dimensiones:
sus iglesias y viejos caserones
los recuerdos como miniatura.

Despertar el pasado es la aventura
que brindan las más hondas emociones:
Sacar a la luz románticos rincones
Es retornarlos a la esencia pura.
Las próceres ciudades nunca mueren;
sus viejecitas piedras nos sugieren
todo un mundo de amor y de poesía.

Hay que hallarles su íntimo secreto.
Sus ruinas nunca son un esqueleto,
Si no un alma que alienta todavía

viernes, 9 de marzo de 2012

Pérdida





Pérdida
Todos soñamos con la ilusión del control, de aclarar la espesura, la madeja enrevesada de la vida. Ahí, nos perdemos, y nos perdemos porque somos incapaces de vivir en mundos líquidos, entre continentes. El mundo de tierra helada donde nuestros pies descansan se derretirá siempre ante los gritos y las palabras insolentes de los hombres. Allí el hielo será agua y nada ni nadie podrá detener nuestra caída, caeremos helados por el frío y el golpe romperá todos nuestros huesos. Malditos seamos por querer cerrar todos los instantes, por anticipar el otoño en verano y por no ser capaces de vivir al raso, desnudos en una noche bajo la sutil manta del rocío. Demasiado higiénicos y acongojados el pánico de la tempestad nos aterra y el terror nos fusila, nos desparrama como muñecos de paja contra el acantilado del futuro. Todos, cada uno de nosotros, no es más que un intento de acotación de la vida, un susurro que se murmura pero no se pronuncia, una espera interminable que angustia nuestro paso y lo mutila. Sobre hielo y sobre fuego deberán aprender a caminar los hombres si por una vez, no quieren de nuevo perder otro amanecer.
                                                                                     Ufarte


Solana del Mar. Antonio Bonet



Solana: tiempo
Un minuto eterno, detenido en mis manos. Sol que inunda, que atraviesa todo y el tiempo amigo. Amigo del presente, catador del mundo. Las huellas del pasado quedan selladas en el firmamento y el camino del pavimento me lleva al futuro del tiempo. Todo el desasosiego se detiene, se para entre los árboles y allí los niños palpan los minutos, saborean los instantes y mecen todas sus sensaciones bajo el manto protector de la cubierta de las estrellas.

domingo, 4 de marzo de 2012

Retornar al útero_Ermita de San Baudelio

Adentrarse en las entrañas de la Madre Tierra o retornar al útero; dejarse ir...
permitir que se revele lo que sin tener conciencia nos habita... 
pasar tiempo simplemente ahí, estando... junto al latido enmudecido que jamás se impone, 
dejando que suceda esa presencia viva, grave y ligera, 
callada... frente al desasosiego.
Desde dentro, lo que hoy llamamos ausencia de arquitectura es arquitectura del silencio... porque no hay otra cosa hay dentro que la posibilidad del encuentro con uno mismo; el súmmum de lo sagrado, que de olvidado se ha tornado remoto e incluso utópico. 
Porque nada frecuente es encontrar espacio construido cuyo destino fuera únicamente ofrecer al hombre esa posibilidad de renacer, de descubrirse, de transmutar el propio ruido en silencio, de estar a solas consigo mismo, habitando su más profunda ausencia, indefenso y vulnerable ante la desnudez, ante la muerte de sí.



Somos libres, no nos asemejamos exteriormente, ¿pues cómo no iban a ser distintas nuestras formas de vida? Pero todos amamos el Eter e interiormente, en lo más profundo de nosotros, nos asemejamos.
Tampoco nosotros, Diótima, tampoco nosotros estamos separados, y llorar por ti es no comprenderlo. Nosotros somos notas vivas sonando conjuntamente en tu armonía, ¡Oh naturaleza! ¿Y quién podría romperla?, ¿quién puede separar a los se aman?
¡Oh alma, alma! ¡Belleza del mundo, indestructible, fascinante, en tu eterna juventud! Tú existes; ¿qué son, pues, la muerte y todo el sufrimiento de los hombres? ¡Ah, cuántas palabras huecas y cuántas extravagancias se han dicho! Sin embargo, todo nace del deseo y todo acaba en la paz.
Como riñas entre amantes son las disonancias del mundo. En la disputa está latente la reconciliación, y todo lo que se separa vuelve a encontrarse.
Las arterias se dividen, pero vuelven al corazón y todo es una única, eterna y ardiente vida.
Estos fueron mis pensamientos. La próxima vez te hablaré más de ellos.

Friedrich Hölderlin