domingo, 29 de octubre de 2017

"Arquitecturas para la resistencia. Conversaciones sobre la periferia y otros modos de habitar para nuestro aquí y ahora". Congreso ALTEHA V. Buenos Aires. Con Marcelo Robles (Arquitecto y profesor UNLaM y FADU)




Hacia otra arquitectura:
Resistirse a la tentación constituye hoy por hoy casi una rebelión. En un mundo fuertemente marcado por la globalización, por los usos comunes y generalizados de nuestra era tecnológica, y por lo que Bauman define como “el síndrome de impaciencia” (Bauman, 2006), se hace difícil encontrar lugares disciplinares que resuman un campo de nostalgia y permanencia distinto. La arquitectura parece erigirse, todavía en estos momentos, desde los dos grandes depredadores de nuestra cultura disciplinar: el culto desmedido por la arquitectura de firma y autor -muy impulsada desde las instituciones y organismos políticos- y la metástasis del mercado inmobiliario; con sus leyes de “metraje” y rendimiento económico. Son otros recorridos, sin embargo, los que se hacen cada vez más necesarios como instrumentos para medir el alcance real de la arquitectura -de la otra arquitectura-, que también se cuela entre los alveolos marcados por las otras dos grandes rutas señaladas. Las líneas que siguen, intentan dar cuenta de ese proceso paralelo, indagando en un caso concreto realizado en los “confines” de la provincia de Buenos Aires -Pontevedra-. En esta ocasión el formato que proponemos para su investigación será la entrevista libre, más bien una conversación, que pretende simplemente rescatar algunas cuestiones que nos parecen ocupan el contexto de las ideas, preocupaciones e incertidumbres que encierra su construcción. Entendemos que de este modo, podremos llegar a hallar algunas claves de esta otra arquitectura -que de alguna manera debería entenderse como particular; ya que como hemos subrayado al inicio intenta escapar de los procesos más generalizados, o más bien de las “anécdotas” de la globalización-, de esta otra manera de hacer y entender la arquitectura, y los complejos procesos del habitar por los que atraviesa.

Conversaciones sobre el lugar_
-              Creo que deberíamos comenzar por la tierra, el territorio, el lugar. Durante los años 70 en España se asentó un pensamiento que comenzó a sensibilizarse con las condiciones del contexto. Se trataba de un movimiento teórico pero también proyectual, que hundía sus raíces en episodios del pasado, décadas de los 50 y 60, incluso anteriores. Recuerdo, la profunda sensación que causó, no sólo en España, sino fuera de nuestras fronteras, la aparición de proyectos como el Ayuntamiento de Logroño o el Edificio Bankinter en los 70, y, sobre todo, como poco después, el mismo artífice, un entonces mundialmente menos conocido Rafael Moneo, realizaría al hilo de lo ya iniciado en esos dos grandes ejemplos citados, su ahora ya muy celebrado Museo de Mérida. No intento rescatar todo lo que aquello supuso para la cultura arquitectónica de mi país, pero si me gustaría subrayar la importancia que por entonces, empezó a tener del contexto y el lugar a la hora de proyectar. De hecho, si me permites, y para poder enlazar con tu trabajo o imaginario, me gustaría citar textualmente un fragmento recogido de la memoria del arquitecto navarro que nos ayudará a enlazarlo con el tuyo: “Obviamente, el contexto arquitectónico es un factor decisivo para un proyecto. Pero aquí quisiera insistir en que no entiendo el proyecto como algo que completa o como una mera continuación de lo que ya está presente. Lo que realmente genera un proyecto es una idea que opera sobre el contexto, social o material, en una forma específica, pero que no es una simple consecuencia de lo existente” (Moneo/Zaera, 1994) . Entiendo que tú no has trabajado directamente en un contexto urbano o con preexistencias construidas, se trata aquí de una zona arbolada y natural, un lugar distinto, sin embargo, podría decirse, quizá, que sí existe una realidad ambiental inmediata y próxima, y que igualmente la has identificado o resuelto a través de las primeras imágenes de tu vivienda. ¿Me podrías explicar cuáles han sido tus referentes fundamentales a la hora de interpretar el contexto o topografía en donde has realizado tu vivienda?


-              De hecho comentaría mi respuesta desde dos aspectos posibles de apropiación. El primero remite prácticamente a la coyuntura específica, y se trata de la mirada más objetiva sobre el problema; es decir, que  estamos llevando a la práctica aspectos que tratan algunas cuestiones sobre la planificación del territorio, donde estamos (digo “estamos” porque para algunos temas específicos pensamos desde un colectivo) trabajando sobre algunas características de la apropiación de un territorio específico; donde una de las prácticas se refiere al planteo de loteos con su correspondiente adquisición, y que de alguna manera convive con las reglamentaciones de las posibles ocupaciones del suelo que derivan de la relación dialéctica entre las potencialidades del espacio a ocupar y las normativas del municipio; como con las cuestiones económicas relativas al valor de la tierra (tema no menor). Todo esto encuadrado dentro de la coyuntura del cambio de destinos y zonificaciones; de crecimiento de sectores (antes identificables como) rurales, ahora convertidos en urbanos (o en camino de convertirse), y que están en relación con cambios de escala macro, sugeridos por la nueva autopista aún en construcción.



-              El otro aspecto es un poco más subjetivo, y quizá convendría que lo resuma desde la apropiación micro. Es la otra alternativa, la que convive con lo práctico y no con lo anecdótico, más bien lo que remite a lo romántico.  Me parece que lo mejor sería empezar con un recuerdo; porque me parece que la posibilidad de un habitar, de una posible apropiación podría encontrarse también en otros lugares. Recuerdo que fui muy pocas veces a la casa de mi abuela. Que no haya ido seguidamente no tiene que ver con la falta de amor hacia la familia, sino más bien, por la falta de medios para llegarse regularmente – más que nada por la distancia de 2500km que nos separaban-. Así y todo, de las pocas veces que pude ir, una de ellas me ha quedado marcada en la memoria; y fue cuando con mis tíos, mi padre y mi primo pasamos una jornada en el campo –la casa materna de mi familia estaba en el campo; y me sale hoy “materna” porque nunca conocí a mi abuelo –. Recuerdo que comimos un asado, de esos que se hacen “estilo campo”; que había un gran árbol, de donde colgaba una hamaca paraguaya, la más grande que he visto. Recuerdo muy poco la tierra, algo difusa la vegetación, y sé que había un arroyo que pasaba por el fondo; pero lo que más puedo visualizar es la disposición del casco de la vieja casa (será porque ahora trato de pensar el por qué hay una imagen que aún permanece –latente-; será porque hace tiempo ya pienso en temas relacionados con el habitar y esa imagen quizá sea un ancla que me lleva a un momento de felicidad). Pero lo que si logré pensar, cuando se produjo mi primer contacto con el sitio del que estamos hablando hoy, es bastante semejante y por ello me imaginé llegando a construir un lugar donde se podrían reunir la familia, los amigos…  

Conversaciones sobre la historia_
-              Me resulta muy significativo que recuperes las imágenes de tu infancia o adolescencia a la hora de configurar tu visión proyectual. De alguna manera, entiendo que ves el hogar como un vientre de amparo que viene a protegernos de la hostilidad exterior. Más tarde ahondaremos sobre esto último cuando analicemos los espacios y narrativas de tu casa. Sin embargo, me detendría en tus primeras evocaciones; las que citas y enumeras casi emocionado. De alguna manera, vuelves sobre aquella hermosa idea de Bachelard: “la casa protege al soñador, nos permite soñar en paz” (Bachelard, 1965). Citas el árbol y la “gran hamaca” como si fueran los dos grandes abrigos de tu ideario cuando comienzas, y esto me lleva a enlazarlo con el sugerente pasaje de Berger dedicado al árbol: “Incluso cuando se está trabajando en la más completa soledad, uno tiene en el bosque la evasiva sensación de estar acompañado. Una llanura, una colina o la estepa no son lo mismo. Los árboles constituyen una presencia. Mantienen, cada uno de acuerdo con su especie, un extraordinario equilibrio entre el movimiento y la quietud, entre la acción y la pasividad. Y es en este equilibrio que se regula constantemente, en donde su presencia se hace palpable. No es de sorprender que hayan sostenido durante tanto tiempo los tejados de las casas acompañan” (Berger,2003)


¿Te has sentido sólo al proyectar y construir tu casa o todas esas “anclas” te han acompañado en tu aventura?

-              No puedo nuevamente dejar de afirmar los puntos que me sugieres a reflexionar desde el abordaje de lo macro y de lo micro; y como esos extremos de cierta manera encuadran las ideas del proyectar y construir desde esta frontera. Sobre los aspectos más particularizados, como las propuestas relativas a los posicionamientos individuales de apropiación- implantación, podría comentar como se han logrado experiencias de concreción (o en proceso de) de proyectos; donde se trabajó desde las relaciones de participación sobre algunos temas comunes entre las propuestas (lo macro), como sobre los temas inherentes a cada uno de los nuevos propietarios (lo micro y sus problemáticas). Creo también que deben ser abordadas desde la práctica, ya que son temas de índole comunitario: convivencia entre nuevos vecinos; relaciones de proximidad; como así los temas individuales: límites de espacios privativos y como esos temas “bien resueltos” colaboran de manera positiva con la generación de la idea de tejido urbano.



-              Creo que en parte, desde estos aspectos comentados, he tenido compañía; y sobre lo específico del proyecto de mi hogar lo he hecho con mi pareja. Aunque sí quizá, en algún momento, me he quedado solo en las decisiones finales; esas que tienen que ver por ahí con los aspectos formales, e incluso con los aspectos más técnicos- constructivos; estos últimos se deben más que nada a que en este caso soy el proyectista, el auto constructor- artesano y el cliente.

-              Volvamos sobre el eterno debate vinculado a las formas del pasado o la historia como herramientas del proyecto. No sé si estarás de acuerdo, pero menos mal que todos salimos ilesos del desafortunado avatar de lo posmoderno y pronto comprendimos que construir con la historia es algo muy distinto a realizar tributos basados en la mímesis, o algo peor, la tautología. Es cierto, que el debate fue necesario porque validó la condición expresiva y simbólica de la arquitectura; sus formas de fantasía, en detrimento de la fiebre alcohólica del racionalismo, y tendió un cable hacia una arquitectura de significados y posibilidades. Tu arquitectura, sin lugar a dudas, participa también de este debate e investiga en sus claves: la manera de construir -como están hechas las cosas-, la preocupación por las orientaciones -escrupulosa en tu caso- y, como digo, un fuerte carga expresiva y emocional -simbólica- que te distancia, conscientemente, del neo purismo o tributo a los “frigoríficos” -Banham- que encontramos en una abundante senda de la arquitectura contemporánea.
Creo que me sigues. ¿Si tuvieras que enumerar qué aspectos consideras relevantes de la historia de la arquitectura para explicar tu casa, a cuáles te referirías? 

-              Bien; la Historia como sabes juega un papel importante en mi vida, ya que desde la enseñanza de la misma; es un componente válido como recurso para este proyecto. En cuanto al problema de las referencias históricas podría citar varios en los que me he sentido identificado, e incluso algunos han sido reelaborados para solucionar algunas cuestiones. En principio remarcaría que la Historia podría leerse en cuanto material para proyectar desde dos puntos bien definidos (o al menos me he preocupado por entenderlo desde esta posibilidad, entre otras); el primero es desde lo estilístico y lo segundo desde la tradición. Sobre lo específico del estilo, me llama mucho la atención el fenómeno espacial que sugieren los cortes de edificios religiosos de la época bizantina (de planta centralizada, no simétricos en cuanto a los ejes cruzados; sino los otros, con plantas más de instancias investigativas, de búsqueda de formas, de caminos posibles de concreción del canon). Entonces el corte trabaja con eso, con una secuencia de espacios alternados donde va bajando la proporción de sus alturas conforme se mueva uno hacia el borde e incrementando alzados mientras uno se mueve hacia un “supuesto” centro; incluso he recreado mi propia idea de sector centralizado donde la luz penetra desde el perímetro alivianando fenoménicamente el techado. Por el resto, por la referencia hacia la tradición podría comentarte la investigación aplicada sobre las técnicas de construcción de tierra estabilizada; he propuesto variantes de quincha húmeda, según orientaciones, cuestión que se comparte también con la “obsesión sana” sobre el movimiento del sol y las ventanas que he dedicado a las horas desde que sale y se pone; y que tienen más afinidad con la vida rural. 





Conversaciones sobre el proyecto_
Veo tu casa, la visito, la palpo, la habito y la vivo, y tengo la sensación de encontrarme con muchos enlaces que nos unen al pasado. No sólo son los intersticios de tus episodios -los que has nombrado-, los que viajan sobre lo rememorado, sino que llego a observarlo en las propias situaciones espaciales, todavía en construcción, que comienzan a percibirse en tu vivienda. Por ejemplo, la chimenea está situada en un punto importante del espacio, cataliza las energías; recibe y abriga toda la vivienda, y su tratamiento me recuerda las composiciones de las casas de la pradera de Wright, algunas cosas de Aalto y otros tantos ejemplos.


También existe como punto central, una pequeña depresión en donde se sitúa el banco corrido para la charla y la reunión. Todo está teñido de esa aura o perfume que no tiene realmente forma ni figuración, no parece responder a ninguna forma del pasado explícita y, sin embargo, rememora los cálidos hogares de nuestros abuelos. Atrás quedan entonces las transparencias “abiertas al porvenir” y el éxtasis extenuante de los muros cortina. ¿Qué modelos considerarías como referentes tipológicos o habitables -sintientes- de tu propia casa? ¿Qué permanece de aquellos modelos en la disposición y construcción de tus narrativas?

-               Primero y volviendo sobre lo inicial de nuestra charla, sin dudas la “disposición” de la casa de mi abuela, la recuerdo como sectorizada en dos, el lado izquierdo contenía la gran habitación (donde se dormía), el lado derecho era un ambiente que funcionaba como “cocina interior” (había otra parte de cocina exterior, debido a que se usaba leña) y una especie de comedor; hasta ahí nada fuera de lo común, salvo el espacio que unía el sector izquierdo con el derecho. Lo imagino como un lugar largo y ancho (salvando las distancias en la percepción, hablando siempre sobre las cuestiones del espacio y sus dimensiones), pues iba desde la línea del frente hasta el límite del contra frente, que quizá tenía piso de ladrillo, pero que no tenía ni puerta de entrada ni de salida, pero que conectaba el patio delantero (la parte del gran terreno que estaba por delante) con la parte de atrás (que parecía no terminar) y desde donde podías ver el baño (aquel estaba afuera, como los que supimos saber estaban en la época colonial, incluso aquí en nuestra ciudad). Este espacio que no era pasillo, ni galería, y para ponerlo en términos que pudiéramos identificar lo denominaría, quizá, espacio central, o estar, o articulador, o como sea… (ya me referí a él cuando nombre el supuesto centro). Allí me imagino hoy. Me veo hoy contemplando el paisaje, tomándome unos mates durante la tarde cuando el sol quema, permaneciendo allí hasta el caer de la noche para poder ver las estrellas. Estando al resguardo; sabiendo que ni estaría afuera, pero tampoco dentro, pero si contenido entre el adentro y el afuera… Esa imagen, que hasta ahora me acompaña de manera inconsciente, se hace presente hoy más que nunca, porque la he reinterpretado en parte de la casa; y de esa manera (re) memorar como (no) solo de forma visual se pueden conectar, sino también cómo desde la habitabilidad sensible se pueden (re) vivir ciertas situaciones. Entonces, más allá de que mi casa no está precisamente en el mismo campo, en el que está la casa de la abuela, también tiene esas relaciones de distribución pensadas en secuencia, pensadas desde la necesidad; quizá “manipuladas” desde la posibilidad del disfrute. Por eso, como en el caso de la casa de mi memoria, se mantiene la disposición de sectorización hacia izquierda y derecha de un eje; el eje… que por ahí se subdivide, para direccionar las posibilidades de: poder subir a la gran habitación; o de entrar a la casa por un pseudo paso que es a la vez parte del estar, del comedor,  y tangencialmente dispuesto a la zona de cocina interna. Un eje de doble sentido, como el de la casa de la abuela; ese que también ahora ayuda a ir (des) componiendo la secuencia sucesiva de los usos- ambientes, quizá de manera transversal; y que, a la vez va conformando la relación intrínseca entre los espacios-ambientes, de “manera lógica” longitudinal y de “manera fenoménica” transversal a la vez. 




-              Entonces con todo esto podría decir que lo tipológico es la apropiación de la disposición presente en la casa hispana de mi abuela paterna con la mezcla de la casa de mi abuela materna, la otra que aún no nombre, pero la que tiene más relación con el pasado de la América más profunda; esa de la selva guaraní.-


-              Me gustaría encaminarme ahora, desde lo que acabas de señalar, hacia la construcción de los espacios de la vivienda. Tú ya has apuntado cosas muy interesantes para explicarlos. Creo que hay un aspecto que empapa todo tu hogar: la exaltación de lo sincrético. Me parece muy oportuno, y al hilo de lo que comentamos, recuperar una idea reciente del arquitecto y pensador finés Juhani Pallasmaa sobre este asunto: “Una de las razones por las que las casas y las ciudades contemporáneas son tan alienantes es porque no contienen secretos; su estructura y su contenido se percibe de un solo vistazo. Comparemos los secretos laberínticos de una antigua ciudad medieval o de una casa vieja, que estimulan la imaginación y la llenan de expectación y estímulos, con la vacuidad transparente del paisaje y de los bloques de apartamentos contemporáneos” (Pallasmaa, 2016). Creo que tu casa estimula la imaginación porque ha venido a contarnos cosas progresivamente, esconde todos esos secretos necesarios que le son atribuibles a la buena arquitectura. La propia entrada ya es un alegato en este sentido; un gran umbral con el suficiente y valorado espesor como para saber que hay un paso, un tránsito: la propia gran puerta lo anuncia. En su interior cada zona está tratada como si formara parte de una unidad y a su vez constituyera una “casa dentro de otra”; estratificando los episodios del habitar. El tratamiento de los lucernarios y los planos verticales de soleamiento y luz se exponen como si fueran lienzos en las fachadas; se muestran como relieves urdidos en el cuerpo de los muros, escondiendo historias distintas e individuales: cómo entra la luz, sus materialidades -construcción y comportamiento térmico- y significados, su simbología. De alguna manera has puesto sumo cuidado en todos esos estadios de tu caminar y vivir arquitectónico; una “casa como tú”, “una casa come me”

-              Quiero, por último, agradecerte la oportunidad de haber vivido temporalmente la construcción de tu hogar que nos ha dado pie a estas humildes notas. De alguna manera creo que tu trabajo resume, en síntesis, un esfuerzo necesario y posible para la disciplina en una doble dirección: la demostración de cómo es viable hacer arquitectura desde la autoconstrucción y el ejercicio proyectual sin delegar en los circuitos más generales de la arquitectura, y de cómo también, se puede habilitar otro universo – de resistencia- que facilita un enorme campo de experiencias dentro de la arquitectura todavía hoy desconocido, y que por fortuna nos enseña a pensar la ciudad y la arquitectura desde otro aquí y otro ahora.

Bibliografía:
           
BACHELARD, Gaston. La poética del espacio. México: Fondo de Cultura Económica. 1965. Pág. 30.
BAUMAN, Sigmund. Vida líquida. Barcelona: Paidós. 2006.
BERGER, John Páginas de la herida. Antología poética. Madrid: Visor Libros. 2003.
MONEO, Rafael; ZAERA, Alejandro“Conversaciones con Rafael Moneo”. El Croquis 1994; 64.
PALLASMAA, Juhani Habitar. Barcelona: G. Gili. 2016. 



"TALLER" Carrera de Arquitectura UNLaM. Buenos Aires. Con Marcelo Robles


Construcción del canon historiográfico y revisón de referentes, innovaciones y altenativas en el Barroco Americano. Todos aprendimos mucho en el taller de la Cátedra de Historia y Crítica III. Carrera de Arquitectura. Universidad Nacional de la Matanza.