domingo, 30 de abril de 2017

X




¿Saliste a buscarme?
Ya sé que no
ni una sílaba compartirías conmigo,
a pesar de haber venido bien vestido como tú.
De aquella tinta en papel no queda nada
Todos están dentro,
En aquél “lugar” llamado sospechosamente alter ego:
Todos menos tú
Me sobra toda esa multitud
Que sólo me arroja a una soledad más dolorosa
¿Habrá alguna poeta que no sepa escribir pero haya sido feliz con las migajas del pan?
¿Habrá, dentro, en las profundidades, alguien que sepa mirarme superando la superficie de mi piel?
Ya sé que no
Repito,
Que no has salido a buscarme
Que estás mucho más inmersa en la caída de tu tirante y tu lencería
Ya sé que no has entornado ni la mirada al verme de refilón
Porque lo que había en tu mirada era el filo de la navaja cortante
Sin embargo,
¿Qué has venido a buscar?
Seguramente has venido a destrozar la pereza ilusa del no iniciado
Aquél que sabe de carteras y bolsa y se ahoga ante la primera de las sonrisas
Puede que busques también al guaperas hormonado,
Solitario pasajero en su bravuconería.
Ahí, definitivamente, no estoy
Quizá nos crucemos
Pero me temo que no será en esta vida




V




El enclave macizo llora
no se soporta un segundo más
tanto duelo
arrebato y enfado
La bestia continua
gime con locura
Desde su cuaderno de notas
da cuenta de cuanto sucede
se desvive por la envidia
por el triunfo del otro.
De aquél cuerpo muerto
brota la tumba de su vida:
lastimada nada más nacer
Han sido años
décadas fingiendo ser feliz
emborrachado del dolor ajeno,
la lotería de navidad
y la familia ideal.
Ya no supera la curva,
tras salirse en tantos acantilados.
Ya no le salva el maquillaje
ni pintado con brocha gorda 
que rebasa sus ojos y hunde sus párpados
Me duele verlo así,
pero es él, 
quien ha rechazado la vida
No yo

martes, 28 de marzo de 2017

Congreso DOCOMOMO. San Sebastián Noviembre 2016. La Solana del Mar: tiempo, memoria y hapticidad






                   (Ignacio Abad Cayuela y Juan Moreno Ortolano)

                   (Ignacio Abad Cayuela y Juan Moreno Ortolano)

                   (Ignacio Abad Cayuela y Juan Moreno Ortolano)

XII




Dime amiga
inquieta estás
residiendo en población alocada.
Te he visto crecer
desde que era niño
aventurarte en la germinación
de los golpes
Pude comprobar tu poco recato
en fiestas y meriendas
en el trabajo y el amor.
Has aparecido cuando querías
batalla de mi mano,
antorcha de fuego
del corazón.
Fuiste la maternidad arrebatada
pedazo de mí y el todo,
hojarasca
Deshilado el corazón,
busca un territorio
para el descanso
a medida de su emoción
tocando,
asiendo,
vertiendo la llama
que provoque el fuego
el primer calor del viaje





martes, 21 de marzo de 2017

Camino hacia la esencia de la arquitectura

  
  Todo está relacionado con nosotros mismos. El entorno nos influye mediante su dimensión, luz, sombra, color, etc. Nuestra condición es completamente dependiente del hecho de vivir en la ciudad o en el campo, de si nos encontramos en una habitación grande o pequeña. 
  Nuestra reacciones ante estas condiciones son, en origen, completamente inconscientes y sólo las registramos en casos especiales, por ejemplo, cuando gozamos de un detalle o sentimos un particular vínculo con el entorno o una acusada sensación de desagrado.
 Este debería ser nuestro punto de partida: trasladar nuestras reacciones inconscientes hacia la consciencia. Cultivando nuestra capacidad para percibir estas diferencias y el efecto que provocan en nosotros, por medio del contacto con el entorno, encontramos nuestro camino hacia la esencia de la arquitectura.

 Jørn Utzon


domingo, 5 de marzo de 2017

Fragmento de La cantidad hechizada


... toda casa tiene su raíz en la forma interna, en la melodía que devuelve la penetración. En el centro de toda casa hay una estructura, un árbol, que convierte lo real en sacramental, lo sacramental en germinativo... Entre el envío de la penetración de la imagen y la melodía de la forma interna proliferante, el artista cuida una semilla... Es decir, devuelve una forma viviente y una posibilidad germinativa.

José Lezama Lima


jueves, 2 de febrero de 2017

AMor_al delirio



                                                                                           AMo



      De nuestros miedos.

 De nuestros miedos 
nacen nuestros corajes 
y en nuestras dudas 
viven nuestras certezas.
 Los sueños anuncian 
otra realidad posible
 y los delirios otra razón. 
En los extravíos
 nos esperan hallazgos,
 porque es preciso perderse
 para volver a encontrarse. 


Eduardo Galeano. El libro de los abrazos

martes, 31 de enero de 2017

XVI




Sustraído
robado de dolor,
regreso al ovario
el que me engendra.
Lo quebrado,
se recompone
a su son,
sinfonía de silencio
la más silenciosa,
jamás escuchada.
Mi pubertad se reúne:
apadrina al maduro,
al viejo cascarrabias.
El niño,
entonces,
momifica el cuerpo anciano,
lo pudre hasta fenecer.
Es necesaria esta música de la historia,
para volver a nacer,
del ovario una orquesta:
flauta, contrabajo, violín
y toda la partitura sin escribir.
¡Oh verde viaje iluminado!
Pasión del niño recién nacido,
un expulsado libre al paraíso

XXII




Desgranada alba
que vienes a pedirme
agua,
desgranada alba,
que vienes a pedirme
simiente.
Florece en tiempo,
pero dame margen para la luz
para el cielo.
Son pocos materiales:
unas manos sordas,
carniceras
algo hirientes.
También
un poco de barro,
argamasa y agua.
Quizá,
salve la arquitectura,
pueda medirme en la noche
con los constructores
de las pirámides.
Es todo lo que tengo,
alba,
tú que en tu amanecer
construyes el mundo:
cuna de mi siembra

jueves, 29 de diciembre de 2016

Sálvate




Sálvate aunque Benedetti insista en lo contrario
Sálvate para fluir
Para vivir un viaje insólito
Sálvate para llorar de amor
Hasta la última gota
Vive fuera de casa
Vete sin ropa que ponerte ni nada que guardar
No escribas a nadie en tu despedida
Duerme al raso
Dormita junto a las estrellas
Préndete de un hilo por tu verdad
Y olvida las razones de los idiotas
Sáltate el semáforo
Camufla la prudencia
Viaja a Pekín y Buenos Aires
Enamórate de nuevo
Más de una vez en la vida
Y recréate en tus sueños
Para construir tu realidad con la misma sustancia de su nacimiento
Embrújate, muerde la vida
Bébela entera
No aferrándote a nada porque todo es tuyo
Haz de lo malo la mejor de las oportunidades
Y navega en todos los charcos de las aceras de las ciudades





XI



Mar vaciado,
hueco.
Déjame entrar
con mi sencillez
en tu noche cenital.
Déjame vivir en tu litoral,
húmedo.
Húndeme bajo tierra
a la luz de los corales,
cubierta de mi cerebro.
Amamántame
vaciado y lleno,
aunque rebose el mar de mi boca
y atragante mis pupilas.
Autor eres de mi vida,
escritor de mi pasaje,
brotado en tu cabellera de coral.
La vida se une por un océano
que parecía barrera maciza
El poeta viaja sin población,
su geografía inexistente
puebla todo a su paso.
Oh mar!
Llenando el cuerpo de silencios
Y validando la voz del pueblo
Humilde y descalzo

martes, 29 de noviembre de 2016

VII


¿Quién quiere degollarte?
¿La guerra?
Tú no hiciste nada,
sólo nacer:
como la flor,
el albaricoque florido
¿Y quién insiste en que así fue?
Qué pólvora queda en tus labios,
nada demuestra que tú estuviste allí
Nadie lo sabe
¿No serás tú quien se aferra?
¿No serás tú quien insiste?
sonido de piedra,
gravitante
superfluo
como el guante de tu cara
que todo recoge.
Aún así:
ni un gesto de paz,
de tertulia.
Sólo has venido a provocar,
enfermar la herida:
hiedra crecida
huésped terrible

VIII


Cuéntame,
dónde fuiste
calculo del amor:
dividiste
hasta el fragmento
mi cuerpo.
Un pedazo
suelto,
voló,
encontrándose a otro.
¿Lo sientes?
Sé que prefieres,
enmudecer,
callarte,
dar silencio a esta tarde.
Y yo no paro de hablar,
revolucionado,
al reencontrarte.
Creí que de aquél pedazo de carne,
no brotaría nada,
ni la muerte.
Pero el amor tiene estas cosas:
sube desde la fisura
y aparece finalmente frente a tus ojos

sábado, 29 de octubre de 2016

VIII



Soy sílaba de este tiempo,
cuerpo embebido al sol
pilar fosilizado.
Saliendo a buscarme
encontré la noche enrabietada:
rojo voraz.
YO: pálido
Paré ante su cuerpo
tambaleé desdentado,
y así me he mantenido hasta esta última noche
¿No serás tú, oh noche atrevida
la que te entrometes en mis sueños?
¿No serás tú, blanda hermosura, quien me despide engañosamente?
Sé que estás ahí,
tan adentro que los órganos son tus socios
huéspedes:
 el intestino
la garganta
Has sabido como convencerlos,
dormitas en sus líquidos
los sobornas con cualquier cosa:
una lata,
un agujero negro,
la inmensidad del océano.
Por eso los engañas,
porque nunca han sabido hablar;
y mucho menos con el lenguaje de los hombres

II



Póstuma palabra,
que vives en las postrimerías del mundo
que acercas el cuchillo al ahora.
Póstuma palabra que anuncias al asesino,
el muro helado del infierno.
Son días iracundos,
buscando tu volcán de lava,
pétalos de fuerza,
turbina de aire.
Póstuma palabra,
enunciado de la garganta,
que te sabes inmensa:
para callar,
decir,
romper.
Oh póstuma palabra,
que aterras al amanecer,
decididamente sordo.
Así te presentas
cada día ante mí,
sin defensa que darme,
transparente herida.
Oh póstuma palabra:
soy mendigo tuyo,
de tu ternura y  tu despiadada locura