miércoles, 8 de junio de 2016

IV



Quédate a reposar,
amigo
Surges de improviso
como la luz
que yace en el mismo remanso
Ayer lloré yo
ahora lo haces tú.
Compartimos la misma lágrima:
la fortuna de tantos otros
antes que nosotros.
No he conocido a nadie
aún
que no haya dorado el campo de llanto
una vez
y miles.
Fatigarse de llorar,
sembrarse de lágrimas
alborotarse de recuerdos
Tú lo sabes,
no hay atajo en la vereda verde
ni rigor académico posible.
La sencillez es la única arma visible:
sumar una lágrima,
sin interrogación
miles:
sin duración
millones
hasta llegar al inicio

No hay comentarios:

Publicar un comentario