viernes, 7 de febrero de 2014

Agua sólida





El agua es breve, tan breve que aterra. Parece inmensa pero está llena de abreviaturas. Por mucho que nade, al final, la fatiga anunciará la caída y el orgullo del nadador no nos salvará. Hay quien a pesar de los avisos se obstina en olvidar la gravedad. Que se empeña en volatilizar los aceros, que los mastica como golosinas para morir de indigestión. Algunos se obcecan en sobrevolar, otros se deciden en anunciar su altura: quieren ser más altos que todas las escaleras del mundo. El cielo suele ser su propuesta y no importa que llueva torrencialmente o haga frío. Las grandes escalas, los grandes sueños y la deseada reverencia. Son cuerpos de muestrario y exhibición, viven en las máscaras de la velocidad, aplastan con sus voces y golpean con sus caricias. El llamar a su puerta se convierte en un presagio del dolor, hay que estar muy preparado. Pero ellos siguen empeñados en la brevedad del agua, en su espesor. Se aferran a su cultura de dioses y sirenas, no tienen piedad. Son criaturas extrañas de los largos pasillos universitarios, se mueven en la nocturnidad de las letras y las palabras. Y no te reciben a solas, casi siempre van escoltados por fusiles, jerarquías y puñetazos. Les acompañan sus personajes, sus teatros y escenarios: los únicos espectadores de sus adornadas funciones.  Y no necesitan a nadie más, ni creen en piedades y en la humildad. Ahí se mueven casi siempre, en aguas abreviadas donde flotan como peces de hormigón en salinas de acero…

1 comentario:

  1. Juan... probablemente sea lo mejor que te he leído, seguramente lo vuelva a leer una y mil veces... creo que es su potencial de inspirar en momentos de ofuscación lo que me conmueve en este en esta primera lectura
    sencilla_mente GRACIAS compañero de batallas!

    Ignacio A

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