martes, 9 de julio de 2013

Viajero inmóvil


Desde una roca que emerge sobre el mar contemplo
la tenue línea del horizonte mientras
las suaves ondas se entregan al rompeolas...
Permito que su fluir me envuelva mientras
anhelo sentir la unidad original desde donde 
yo también voy emergiendo. 
Tratando de habitar, y en este habitar hallar sentido, 
el cuerpo que hace posible este viaje...
Y como en todo viaje se trata de disfrutar, 
de adentrarse en lo desconocido 
dejarse sorprender
soltar amarras
permitiendo que los paisajes discurran... 
ocupando su lugar, mientras
mi mirada, 
todo por lo que este cuerpo está siendo penetrado,
ahora, 
ocupa también el suyo.
Aquí, 
acallado el murmullo del insaciable juez,
en estas condiciones de curvas amables, caricias de brisa y sonidos ancestrales que acompasan mis latidos, 
es tan fácil confiar en el viaje, que
me prometo a mí mismo
no cambiar más de aire
de roca
de mar... 
nunca cambiar de cuerpo
nunca de eternidad


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