jueves, 14 de febrero de 2013

Autenticidad




Hasta morir siendo sensato creo que viviría. Quedándome esperando que no me arrepienta, sin remover el viento que hasta aquí me ha traído. Y en ese camino de vigía perderé mis huellas por mirar tanto. Y qué queda de ellas? He  pisado donde otros, he hablado en sus teatros, en sus vigas, en sus planos, y de mí no queda nada. Siendo tan amigo de tantos,  mi soledad se siente descalza, en un vociferar en el que no me encuentro. Qué sabio es vivir sin miedo, y que lamentable es escogerlo como compañero. De miel son mis labios cuando me elogian y de furia cuando me condenan. Sensato soy, en el cálculo preciso de mi caminar  y me honro cada día en el atardecer de los cristales en los que ya no me veo. Soy tu pelo y tu boca, tu garganta y tu risa, tu tristeza y sollozo; de mí no queda nada. Sigo esperando ser sensato, no perder el hilo de las tierras y sus colores y las golondrinas de paso y despedida. Pero da igual, allí vivo donde tú lo haces, donde sé que permaneceré protegido. Y me diluyo tanto que los márgenes auténticos de mi cuerpo ya no son míos, sino tuyos. Maldito seas!! Miedo!! Por robarme aquello que sin verlo me he robado yo a mí mismo!

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