viernes, 13 de abril de 2012

Un primer paso hacia el HABITAR

Un arquitecto es considerado un ser cualificado para modificar un territorio. A través de su intervención en el medio, propone una forma diferente de estar ahí, una nueva manera de mirar o colocarse en relación con lo existente. 
Su caja de herramientas invisible contiene al Hombre, potencial habitante del nuevo mundo; un ser cargado de pasado, de aprendizaje, de cultura... un heredero de los tiempos vividos y también el ser creador con el que convive mientras la vida los habita, con quien comparte su mundo, pero sobre todo, el mundo. 

Esta toma de conciencia es primordial. El arquitecto pone su saber a disposición del otro dando un primer paso que aproxima su mundo, el constructo bio-cultural con el que cuenta, a el otro mundo, el invisible de ‘su’ habitante. 
La interacción de ambos mundos que se acercan construye un territorio nuevo, la plataforma de despliegue que propicia el permanente renacer de su semilla, esa constante vital del habitante que, haga lo que haga, va a acompañarlo hasta el último de sus pasos.

Al entregarse al HABITAR por encima de todos los verbos, el arquitecto se disuelve en un proceso alquímico; la arquitectura por encima de todos los nombres.


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