Cuando te das cuenta de eso, el espejo-mundo se vuelve revelador
Cada uno de los personajes pasan a ser creación propia, un maestro que da coherencia a nuestra original película
Nada ahí, afuera, es banal ni gratuito; nada.
Lo aparentemente superfluo cobra protagonismo. La cámara se detiene en las pequeñas cosas, en las sutiles emociones, extrayendo primeros planos de ellas, notas singulares en la gran orquesta que danza al compás del movimiento de una mano; tu mano
La batuta ha estado ahí siempre, inmóvil quizás; o eso crees ahora. Pero lo cierto es que lleva oscilando mucho antes de que abrieras los ojos
Y sigue bailando
Y sigue observando la mano que se mueve y dirige sin que tú hagas nada
Y sigue viviendo
Y sigue latiendo
Y sigue, sigue... sigue siguiendo
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