viernes, 30 de enero de 2015

Hoy recito



Hoy recito a las suelas de zapato rotas que interrumpen la carrera. Hoy recito a los pasajeros que dormitan con sus mantas en las estaciones de trenes. Hoy recito a los que cenaron ayer y hoy comen migajas. Hoy recito a los que viven hacinados con toda la familia porque la mitad  perdieron su techo. Hoy recito a los que hacen largas colas para pedir un plato de comida. Hoy recito a los que se vuelven locos por un pedazo de pan. Hoy recito a los vagabundos del mundo que ya no esperan nada. Hoy recito a la espera que ya no sirve de nada. Hoy recito a los que fueron esclavos y lucharon en su día por la libertad que hoy tenemos. Hoy recito por los “nadies” de Galeano, a los que yo también pertenezco. Hoy recito a los que se alimentan de alegría aun teniendo la despensa vacía. Hoy recito a los mileuristas porque ya no tienen ni eso. Recito, también, a los que ya no pagan los recibos y alumbran con sus velas el hogar. Hoy recito a los que han guardado la vergüenza para fregar los suelos de una cloaca. Hoy recito a la incertidumbre que se sienta en la mesa. Hoy recito para que no se vuelva más agresiva. Hoy recito a los mendigos de ideologías que se han cansado de palabras vacías. Hoy recito a la revolución porque el hombre sigue vivo para volver a hacerla. Hoy recito a la libertad de la pobreza porque no hay pan pero sí esperanza. Hoy recito a los que pierden su casa para dársela a un puñado de tiranos. Hoy recito a quien ofrece su hogar al que no la tiene para descansar junto al fuego. Hoy recito a la servidumbre de la tierra que se hiere cada día, para que no se haga más, y no sea demasiado tarde. Hoy recito al minuto de cada instante para que la cordura no nos lleve al mañana. Hoy recito a los cuentos navideños para que salgan de sus palabras y se hagan fiesta real. Hoy recito a los que siguen sin perder la esperanza. Hoy recito a las madres, con sus costuras protectivas de abrazos. Recito a los que las han perdido para que sepan que la tierra sigue estando. Recito a los huérfanos de todo, aunque vestidos con bisutería, para que sean cautos y guiñen el ojo al prójimo. Hoy recito al amor porque es la única salvación. Hoy recito a los que esperan el tranvía y viajan en él. Hoy recito a los huéspedes de la noche y la poesía, para que no decaigan y sigan componiendo sus versos. Recito a los muertos para que murmuren en su lecho de aire, y no olvidemos los que seguimos estando vivos. Recito a la vida porque sin ella estamos perdidos. Recito a la savia que corre por la venas y mantiene el paso del corazón abierto. Recito a la naturaleza porque no hay gobierno que al final pueda con ella. Recito a cada hombre y pequeña vida para que no se entretenga en tonterías y se viva a conciencia. Hoy recito a lo que soy porque no puedo ser más que eso, ni  mucho más que todo. Hoy recito por verme respirando, por ser sólo eso.

Y recito al mundo. Sí al mundo: por haberme acogido…

No hay comentarios:

Publicar un comentario