Ingeniería callada, de silencio escondido y medido. Con limosnas coloridas de tierras, lodos y vientos de la historia. Tal ha sido su apagado llanto que no moja, sólo cobija. Abdicando al grito, al delirio urbanita. Y allí el árbol aliado, en estación de despedida. Tan parecido, tan amigo, tan desnudo...
miércoles, 15 de agosto de 2012
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