Seis cuerdas, seis sonidos tejidos por las llamas del viento. Un patio, luz distinta; su sombra apagada. La tarde despeja las dudas, el hombre se levanta. Seis han sido sus sueños, seis sus profecías. Corre sin sentido los metros marcados en la orilla del mar. La arena ha borrado todo, ya no queda nada.
lunes, 13 de agosto de 2012
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