La lágrima peregrina
Acomodada
la lágrima ha decidido viajar a las postrimerías del llanto. En su nacer, esta
lágrima rebelde, decidió exiliarse para llorarse sola. Y sola quedó, aceptando
su orfandad de llanto.
Pero es tanta la soledad que sintió que no pudo
aguantarla. Pronto comprendió que la lágrima solo limpia cuando canta en el
concierto sostenido del llanto abierto. Pronto supo que haberse encondido,
prófuga, la arrastraría al fango oscuro al que nadie accede. La lágrima ha
nacido para compartirse con sus iguales. Ha nacido para rebelarse infinita en
la rotura inacabable del corazón que arrastra un duelo.
Es
incapaz de lavar, por sí sola, todo un corazón devastado, inmenso en sus
recovecos, hendiduras y laberintos. Esta lágrima inicial, depuso su vuelo o
quiso volar sola. Por eso perdió sus alas. Y tuvo que perderlas para
preguntarse por su verdadera naturaleza.
Para
lavarse en la pérdida no basta con una tímida bocanada de agua tibia, no alcanza
con la impetuosa salpicadura de la lágrima única y refugiada, casi cobarde.
Solo el estruendo del llanto ensordecedor, de la multitud lacrimógena, será
capaz de limpiar al corazón herido y padecido. La lágrima que inició, en
consecuencia, este viaje huérfana y desnuda, será ahora vendaval que sacude al
cuerpo, un llanto en comunidad adherido al corazón. A borbotones canallas, sin
medida y sin freno.
Siendo
así, el llanto cumplirá con su cometido y la lágrima volará infinitamente
Belgrado, Serbia. Octubre 2025