Una sola,
tendrás:
luz
diaria o penumbra,
reside
en ti dar historia
escribir
las mejores páginas
o
vivir en el deseo de la fuga
más
no podrás seducirte,
ni
embellecer
el
hecho mismo de su belleza
Puede
que seas terco,
sities
la ciudad con tu guerra
Puede
que vivas en el límite del amor
aplaudido
por tus gestas,
pero
en tu lecho de muerte
serás
como todos:
una
materia en transición dispuesta a morir
La
mente entonces apagará su fábrica de esferas
Todas
las geometrías fenecerán
Y
a partir de ahí
Lo que reuniste junto a ti,
incluida
tu fugaz riqueza,
no
servirá para nada.
Sabiendo
ya la historia
¿A
qué servirse de tanta obstinación y soberbia?
¿De
verdad merece la pena vivir para ganar?
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