Grito y pronto llega el desmayo, como cosa
que se huele antes de que suceda, antes de que se muevan los sonidos. Esos ecos aúllan, ya lo anuncian, como una muerte de primavera. Todos
ensimismados en el orgullo de quien hace bien las cosas. Ahí no permiten el
descuido, ni el padecer transitorio. Todo, si se pide, debe ser lineal, nunca
mordido, ni que la sangre salpique, aunque sea sólo un poco. El llanto, por
supuesto, está prohibido. No se quiere oír y hablar de lágrimas que no tienen
dueño, y de tenerlo, al destierro. Qué furia tan grande sienten, ni lástima ni
perdón, sólo furia, quebrando huesos, mordiendo el cuello. Esos son los dueños
de los sueños débiles y amargos, que como tormentas que no cesan irrumpen cada
noche que quieren en la despensa de los sueños. En ese hueco recogido, donde
sólo los últimos olores de embutidos de la infancia se depositan. El cuerpo cae
sin despropósito lamiendo las paredes que lo cercan, cerrando la puerta,
huyendo de la criba y el juicio. Escenario pequeño. Escenario minúsculo donde
acampar, donde dejar caer el miedo…
jueves, 31 de enero de 2013
martes, 22 de enero de 2013
Autonomía
Si caigo al precipicio tú vendrás conmigo,
sujetarás la caída, el despropósito de mi vuelo. Qué lamentable es que tu
cuerpo viva en el mío, como pájaro sin vuelo, qué lamentable es que dormites en mis sueños como fiera sin guarida. Del guardián no queda nada, porque sólo eres
espejo de mis deseos, de mis huérfanas desidias. Tan despiadado soy que parto
tus rodillas para que no levantes más tus ojos, que no me mires, que no llegues
a mi barbilla; inútil. Colérico estoy, de verte perderte tanto, de asumir el
oxígeno de otros como propio, de vivir helado en la saliva de las gargantas de
tus contertulios. Dónde estás tú? Que has perdido tu voz, atragantándote
bebiendo. Despojado de ira para atacar y rebelarte. Dónde estás tú? Que
enumeras y padeces la epidemia de los otros, los gritas y los persigues.
Estupendo huésped de la carroña, de la antorcha de fuego intermedia, del asedio
divino y narcótico. Dónde estás tú? Que no te veo, que no te oigo, que no sé
quién eres. Da la cara y habla, grita!
Insúltame! Da la cara!...
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