sábado, 18 de enero de 2025
Casa del Fascio. Giuseppe Terragni. Visitando Como (Italia)
viernes, 10 de enero de 2025
Teatro de la Arquitectura. Mario Botta. Visitando Mendrisio (Suiza)
¿Arquitectura de base tipológica?
Uno de los arquitectos contemporáneos, especialmente inspirado en los tipos arquitectónicos o espacialidades del pasado, es Mario Botta. El arquitecto nacido en Suiza ha demostrado, a lo largo de toda su trayectoria, un fuerte apego y cercanía respecto de los métodos de composición edilicia que se han ido desplegando y desarrollado a lo largo de la historia. Es detectable y reconocible, por consiguiente, un saludable fondo de historia que funde tradición y vanguardismo en su obra. Especialmente significativo es su Teatro de la Arquitectura, en Mendrisio (Suiza). Un proyecto que rememora (entre otras resonancias) el 'tholos', construcción circular que podía cubrir necesidades de templo o tumba en la antigua Grecia.
Ahora, albergando otra función, se transforma en un teatro, escenario de representación o lugar para la reunión pública, en esta Facultad de Arquitectura de Mendrisio. Todo ello reunido y confinado entre los abruptos paisajes montañosos de este bellísimo contexto.
sábado, 21 de diciembre de 2024
"Construir el espacio doméstico del ocio y el turismo: algunas aproximaciones". Charla-Conferencia en la Universidad de Murcia
Acompañando a un gran maestro: Rafael Moneo
martes, 5 de noviembre de 2024
Museo Nacional Etnográfico. Estudio de Arquitectura NAPUR. Visitando Budapest (Hungría)
Juan Moreno Ortolano
Juan Moreno Ortolano
Hoy presentamos un fragmento de nuestra visita al Museo Etnográfico (2018-2022). Realizado por el Estudio NAPUR (Marcel Ferencz), se sitúa en la ciudad de Budapest (Hungría). Se trata de otro interesante ejemplo de una arquitectura preocupada por el lugar en el que se sitúa: un proyecto 'inscrito' en la tierra que recupera el suelo como principal argumento proyectual (Ruby). Suelo que es cubierta transitable, suelo que es 'cubierta jardín'. Suelo que es piel orgánica viva: la que da protección y custodia su contenido o espacio interior, en donde se despliegan sus exposiciones. Atrás ha quedado aquella ilusión de ingravidez (Capitel) que permitió soñar con la conquista del cielo, la llevada a cabo por los primeros modernos (Le Corbusier, entre otros). Es el suelo y su 'excavación arqueológica' el que adquiere, ahora, la más genuina búsqueda o investigación de proyecto. Suelo que es, además y principalmente, un lugar recuperado y transformado en espacio público.
sábado, 2 de noviembre de 2024
Edificio Bacardi. Enrique Gutiérrez, arquitecto. Miami. EEUU
viernes, 1 de noviembre de 2024
Pensar y construir el espacio público. Visitando Zagreb (Croacia)
Juan Moreno Ortolano
sábado, 26 de octubre de 2024
Un viajero cósmico en el Arsenal de Cartagena
«Porque la realidad está por terminar, /aún no está construida. /De su consumación dependerá/ en el mundo de la vida eterna/ el retorno de una eterna salud.»
Artaud
Imagen del *libro Imagina Cartagena. Dibujo de Tomás Mendoza |
Era la segunda vez que visitaba el recinto. O quizás la tercera... pero habían pasado tantos años que apenas recordaba algunas zonas de su fisionomía. Allí se encontraba él, dentro del Arsenal de Cartagena, confinado, sin elección, en los contornos del cuerpo en el que le había tocado viajar desde que comenzó su aventura como terrícola.
Fue en el invierno de 1700 cuando, como portador de una estructura orgánica aparentemente idéntica a la del viajero protagonista, llegó Sebastián Feringán y Cortés, el hacedor del recinto. Hacia 1732 ya se habían puesto en marcha las obras para su construcción: cuarteles, talleres, almacenes, astilleros, carenas y diques en torno al Mar de Mandarache, la laguna interior que propiciaba la construcción de aquel puerto militar de dimensiones considerables. Todas estas infraestructuras fueron dotadas de un potente muro de cierre perimetral que lo mantenía completamente al margen de la vida de la ciudad.
Aunque era poco conocedor de su biografía, algo le decía que Feringán fue muy consciente de la alternancia de ciclos de tiempo y maduración que experimenta la vida, y de que cada unidad de vida lleva incorporado un mecanismo para autorregularse. En cierta manera, sus investigaciones consolidaban su convencimiento de que aquel ingeniero militar sabía, en su fuero interno, que ninguna estructura podría durar más de lo que su naturaleza funcional tuviera de útil para el despliegue orgánico de la evolución de las formas de vida a las que diera soporte.
Así tenía lugar su visita al recinto aquel día de invierno. De pronto volvió a caer en la cuenta de que se encontraba doblemente confinado: dentro de su propia piel, como de costumbre, y dentro de aquel recinto diseñado por Feringán.
Al borde del cantil del muelle, sentado en un enorme noray, sus ojos acompasaban las sutiles ondulaciones sobre la superficie del mar. Una vez más, estaba procesando las múltiples asociaciones que vislumbraba entre la estructura orgánica de su vehículo y la estructura artificial del entorno edilicio donde se encontraba en estado contemplativo: el muro perimetral y la epidermis, las puertas de acceso al recinto y las aberturas o umbrales donde los tejidos especializados atestiguan del flujo de información que entra y sale, y lo descodifican; las calles y las canalizaciones de gases, fluidos y materia sólida, los almacenes, los talleres de reparación, los cuarteles... y las cavidades carnosas, más o menos densas, que procesan las diversas formas de información. Y entre tanto, se sucedían los ciclos de transformación energética y los intercambios de calor entre los diversos sistemas y el medio que los circunda.
Examinando el paralelismo de las formas que surgían en esos dos niveles de observación podía llegar a explicarse las formas o apariencias como sistemas de emergencia de la vida, con sus mecanismos de adaptación y de defensa frente a otras apariencias de vida que, en principio, parecían ajenas a aquellas formas de confinamiento que daban soporte a sus movimientos.
El procesador de su vehículo, cumpliendo la función para la que había sido diseñado, traducía aquellos estímulos sensoriales a los códigos mentalesbásicos, para individualizarse y contarse su propia historia de los mundanales aconteceres: toda la vida sigue ciclos de tiempo. Esta afirmación le perseguía hasta la obsesión. Estaba convencido de que existía un orden, más allá de los patrones de pensamiento impuestos por la cultura dominante, y de que con esta manera de procesar la información llegaría a un profundo entendimiento del gran plan de la naturaleza del que se sentía una prolongación sensorial cualificada.
Otra vez: el muro... la piel... contenedores de dispositivos entrelazados que hacen posibles la continuidad de los procesos cíclicos de la vida. Y, a menudo se preguntaba: en esta yuxtaposición de confinamientos ¿qué queda de la intención germinal que prolonga sus formas? Como no alcanzaba a comprender los motivos para que una forma se extendiera indefinidamente en el tiempo, más allá del ciclo que aparentemente validaba su utilidad, le resultaba difícil aceptar las limitaciones intrínsecas al hecho de habitarlas. Aquel viajero cósmico no se estaba dando cuenta de que muy adentro de su vehículo se estaba cociendo, más allá del tiempo, una revolución silenciosa. Algo sobre lo que no tenía control ni, por descontado, la menor elección.
Con los ojos vueltos hacia dentro, su procesador mental seguía dando vueltas en torno al mismo patrón de pensamiento, tratando de llegar a ver más allá de las formas, la duración de los procesos y sus funciones: siempre nos confinamos con otros en las estructuras que alguna vez edificamos para defendernos de los peligros potenciales y abrigarnos de las inclemencias del exterior. ¿Habremos venido a experimentar la libertad en estas jaulas construidas para la coexistencia? Si este fuera nuestro cometido último, el triunfo del ejercicio humanista por excelencia sería experimentar la paz como resultado de amplificar la capacidad de amar a quien se habría convertido, casi sin darnos cuenta, en nuestra mayor amenaza: el compañero de celda o habitación. De ahí que los mayores inconvenientes de nuestro tiempo sean debidos, en gran parte, tanto a la creciente dimensión física de los espacios de encuentro, como a la compartimentación de nuestras residencias en diversos habitáculos estancos y especializados, además del uso indiscriminado de los avances tecnológicos: pantallas y dispositivos que nos abducen y nos trasladan mentalmente a otros mundos... un coctel cuasi perfecto para evitar la confrontación directa con la presencia de todos aquellos que supongan un desafío a la paz que creíamos haber conquistado. Así, alienados con el desenfrenado progreso de la técnica, nuestra más preciada aspiración se debilita y hay que buscar, de manera intencionada, el acercamiento a los demás cuerpos para poder evaluar, en la relación con el otro, el nivel de conformidad con uno mismo, y con ello el reconocimiento de la propia naturaleza que, al ser singular, es múltiple y diversa.
Continuaba inmerso en su monólogo interno: a este vertiginoso ritmo corremos el riesgo de que la gran nave, el planeta tierra, deje de ser también un espacio de confinamiento para los humanos. ¿Acaso estaremos huyendo de nuestro más íntimo designio?, ¿se estará prolongando indefinidamente el ciclo que podría llevarnos a la propia autorrevelación?, ¿no podría, semejante exilio interior, estar arrebatándonos la posibilidad de autotrascendencia que nos brinda el verdadero progreso humano?, ¿quién soy?, ¿quién soy yo?, ¿quién soy yo para mí?...
Sin anunciar el movimiento, sus ojos se abren. El mundo se le aparece como un teatro; sobre el escenario los cuerpos interpretan la danza del tiempo y, en el aire, se desvanece lo soñado. La vida, visible al fin... ha revelado su cuerpo en la piel del mundo.
* El presente relato de Ignacio Abad, junto con el dibujo de Tomás Mendoza, forma parte de un trabajo realizado por los 85 creadores, entre escritores y artistas, que han participado en el proyecto ‘Imagina Cartagena’, cuyo fruto es un libro y una exposición que se presentaron el 10 de octubre en el Palacio Consistorial.
martes, 1 de octubre de 2024
Puente de la Costituzione. Santiago Calatrava. Paseando por Venecia (Italia)
Juan Moreno Ortolano
Juan Moreno Ortolano
Completamos nuestra visita a Venecia el pasado mes de agosto con este fragmento o vídeo de nuestro paseo por el "Puente de la Costituzione" de Santiago Calatrava.
¿Proyecto para la ciudad o 'narcisismo de los objetos'?
lunes, 30 de septiembre de 2024
Museo de la Academia (Giorgione y Carlo Scarpa). Paseando por Venecia (Italia)
Juan Moreno Ortolano
viernes, 27 de septiembre de 2024
Publicación artículo Revista Quintana
Resumen
La creciente y exponencial conciencia
patrimonial iniciada en España durante los años ochenta posibilitó un campo
abierto de lecturas y acciones en la ciudad que encaminaron la disciplina
arquitectónica hacia una sensibilidad más respetuosa con la ciudad histórica.
El presente trabajo de investigación busca rastrear y dar cuenta de las
operaciones, dentro de ese contexto, llevadas a cabo por el arquitecto Juan
Antonio Molina Serrano. Con tal objetivo se analizan, en primera instancia, las
condiciones de partida o algunos de los presupuestos teórico-críticos que pudieron
haber arropado su trabajo dentro de este campo patrimonial, así como los
principales recorridos que se han unido a su actividad proyectual. De este
modo, se distinguen tres principales niveles o categorías de intervención: las ‘apropiaciones
o matizaciones’, las ‘modificaciones o ampliaciones’
y, por último, aquellas que pretenden ‘trascender el lugar y construir un nuevo
lugar’. En su conjunto, pueden entenderse como aclaratorias y como cajas de
resonancia de su tiempo y contexto, pero también como personalísimas maneras de
operar, a partir de un principio o idea generatriz: construir arquitectura
consiste en pensar, antes que nada, en construir un lugar.
Abstract
The growing
heritage awareness that began in Spain during the 1980s made it possible a
fertile field of new readings and actions regarding the city. It provided the
architecture discipline with a heightened sensitivity towards the respect for
the historic city. This study aims to trace and give an account of the
operations carried out by the architect Juan Antonio Molina Serrano within this
context. With this objective in mind, this study first analyses the starting conditions
or some of the theoretical-critical assumptions that may have underpinned
Molina’s trajectory, as well as the principal routes that have been associated
to his projects. In this way, three main levels or categories of intervention
are distinguished: 'appropriations or nuances', 'modifications or extensions'
and, finally, those that seek to 'transcend the place and build a new place'.
These can be understood as clarifying categories, as well as resonance boxes of
Molina’s time and context. Furthermore, they can also be considered highly
personal ways of operating, based on a principle or generative idea: first and
foremost, building architecture consists of thinking of building a place.
(Quintana aparece indexada en SCOPUS, ESCI, ERIH PLUS, etc.)
DOI:https//doi.org/10.15304/quintana.23.8619
domingo, 25 de agosto de 2024
Se abre un nuevo ciclo...
Juan Moreno Ortolano
Gracias por tantas enseñanzas y por el resto de aprendizajes que esperamos seguir compartiendo juntos
sábado, 10 de agosto de 2024
Andorra. Visitando su arquitectura, paisaje y geografía
miércoles, 10 de julio de 2024
Cierre de ciclo e investigación. Universidad de Alicante
Juan Moreno Ortolano
Estamos muy contentos por haber cerrado un importante y crucial ciclo vital y de investigación. La Tesis Doctoral se ha presentado en el Rectorado de la Universidad de Alicante, edificio realizado por el arquitecto portugués Álvaro Siza. Queremos expresar todo nuestro afectuoso agradecimiento al arquitecto Juan Antonio Molina por su continua disponibilidad, ayuda y atención, así como a nuestro director Andrés Martínez Medina por su inagotable esfuerzo y acompañamiento. Especialmente significativa ha sido la colaboración de Candelaria Andrea López que se ha convertido en valiosa e imprescindible compañera de viaje en este trabajo. Del mismo modo, esta investigación se ha beneficiado de las aportaciones, sugerencias y comentarios realizados por los evaluadores anónimos y externos, que han contribuido a mejorar y enriquecer el manuscrito original y final. Por último, se desea manifestar nuestro sentido agradecimiento al presidente del tribunal Francisco Jarauta y a las profesoras Pura Moreno (secretaria) y Alona Martínez (vocal).
¡Gracias por este hermoso recorrido y por tantas enseñanzas!