Palabras Clave: Vivienda, adobe, Zaragoza, arquitectura
sostenible
Autores: Pedro Bel Anzué e Ignacio Abad Cayuela
Resumen: El estudio del entorno y
la exploración sobre los fundamentos del habitar de sus moradores, fueron factores
determinantes que nos llevaron a diseñar y construir esta vivienda de nueva
planta con adobes fabricados artesanalmente en la misma parcela. Sobre las
consideraciones estéticas prevalecieron los criterios de sostenibilidad,
economía y compromiso social, así el proceso constructivo se vio favorecido con
labores de investigación universitaria y revalorización de oficios perdidos, abriendo
a la ciudanía la obra para promover la transmisión de conocimientos. El
resultado es una vivienda pasiva que aprovecha el soleamiento, estudia y
valoriza la construcción tradicional local y satisface los requisitos de
consumo “casi nulo” que serán obligatorios en 2020. A través de un continuo
análisis de presupuestos de materiales y procesos conseguimos finalizar la
vivienda con un 85% de materiales ecológicos en un precio similar al de la
construcción convencional. Esta optimización experimentada con la fabricación
de adobes revela que el uso de este material podría proliferar en el siglo XXI.
Introducción*
Había una vez, una pequeña parcela
en el barrio de Valdefierro (Zaragoza). Esta parcela nació en los años 50, tras
largos y duros movimientos vecinales motivados por la llegada de muchas
familias procedentes de Andalucía y Extremadura.
Durante muchos años, esta parcela
vio como los residentes del barrio trabajaban reciamente en la ciudad y a la
vez levantaban en familia (con gran esfuerzo físico y económico) bonitas casas
de una planta: sencillas, confortables y consecuentes con el entorno,
utilizando los medios y materiales que tenían disponibles. Los niños ayudaban a
sus padres a amasar el barro del lugar y a hacer los adobes, con los que
posteriormente construían los muros. Y así los primeros dos mil habitantes
fueron transformando terrenos de monte en barrio.
Poco a poco, el barrio se llenaba
de vida y actividad. Los mismos vecinos llevaron agua, luz, teléfono, escuela… Gracias
al esfuerzo común, la cohesión social, el compromiso de colaboración y la ayuda
entre los vecinos, el barrio se convirtió en un lugar mágico para vivir.
Las tradiciones de sociabilización fortalecían los vínculos vecinales. Tomar “la
fresca” durante las noches de verano, o realizar cenas de vecinos en la calle, son ejemplos de costumbres sanas que llenaban la
calle de vida y poesía. La parcela estaba feliz de encontrarse allí; su mayor
deseo era transformarse en una hermosa vivienda y formar parte de aquel
escenario.
A comienzos del siglo XXI, la
Normativa Municipal y los intereses económicos comenzaron a primar sobre el
bienestar de las personas, y nuevos edificios plurifamiliares, más grandes y
más modernos empezaron a crecer en el barrio.
Las viviendas originales, de tan
solo una o dos plantas, hechas de adobe, cubierta de teja árabe y otros
materiales tradicionales empezaron a ser devoradas por edificios de mayor
tamaño alterando de manera dramática la condición social del barrio y su
apariencia. Progresivamente, la creciente población fue saturando las calles de
coches y colmatando unas instalaciones que no fueron diseñadas para tal desarrollo habitacional.
Timoteo y María Ángel experimentaron el encanto del barrio original, y hechizados por esta pequeña parcela supieron que era el lugar en el que querían vivir a gusto, con sencillez y consciencia, sin ataduras a estándares ni ideas de segunda mano; vinculados a la esencia del barrio y conectados con sus raíces. Sólo se ve bien con el corazón... ya que al final, las cosas más importantes son invisibles. Y sin saberlo, en aquel momento, comenzaron el viaje hacia la arquitectura con “a” minúscula (1); aceptaron domesticar y acompañar el entorno en su profunda necesidad de Habitar.
La vivienda. Distribución e idea espacial
No se construye para morar, se construye porque se mora.
Heidegger
El primer paso fue estudiar como mora la familia que vivirá en esta casa; descubrir cuáles son sus verdaderas necesidades.
Durante el diseño evitamos utilizar terminologías genéricas que definieran y calificaran los espacios con denominativos estáticos como “dormitorio, salón…” y utilizamos verbos que insinuaran acciones, posiciones del cuerpo, movimientos y formas de estar en relación con 'el otro o lo otro', como “calentarse, pintar, intimar, cenar con vecinos, aprovechar el sol de invierno, el frescor en verano, rincón de leer, comer, soñar... De esta manera los espacios se conformaron según estas invitaciones, articulando actividades, estancias y propiedades a través de la comprensión e integración de las singularidades del habitar de la familia.
Tras este estudio, introducimos una estructura espacial que favorece un movimiento fluido de los espacios más expuestos a los más íntimos al conectarlos entre sí sin barreras al desplazamiento o a la vista (eliminando puertas o pasillos); facilitando de esta manera el libre discurrir de sus moradores por los distintos microclimas interiores como respuesta a la fluctuación de los ciclos diurnos o estacionales desde un espíritu nómada y cambiante.
Los materiales caracterizan la posibilidad de apropiación de las distintas zonas, usando la tierra para matizar los lugares frescos, resguardados y estáticos; más íntimos. En contraposición, el uso de vidrio y madera se destina a los espacios de conexión, más luminosos, dinámicos y permeables al exterior; más expansivos.
La implantación en el barrio respeta la estructura de la calle mediante la alineación a las fachadas colindantes. La respuesta a la ciudad ofrece un matiz sugerente que reivindica el uso del adobe como material contemporáneo y revela el carácter dual de la apropiación del espacio interior, al conformar dos cuerpos muy diferentes: uno denso abovedado (que conecta con la intimidad y la tierra propiciando movimientos lentos), y otro más poroso, abierto y luminoso (que busca la luz y el exterior favoreciendo una ocupación más dinámica). Los huecos responden al clima y a la función, pequeños al norte y muy grandes al sur. La estética blanca y limpia al exterior, con la utilización de parras como elemento de sombreo interior, resuena con los orígenes andaluces y extremeños del barrio. El gran portón elevable de la fachada principal diluye el límite de la propiedad y permite que, en ocasiones, la vivienda participe abiertamente de la calle posibilitando actividades sociales del barrio como fueron las cenas de vecinos o “tomar la fresca” en las noches de verano.
Eficiencia energética. Diseño Pasivo. Respuesta al Clima
Si
la arquitectura es clima, también es verdad que son muchos los climas que en
ella intervienen: climas de invierno y de verano, climas de luz y de calor,
climas de transición entre interior y exterior, climas en la arquitectura
popular o en la arquitectura representativa, climas naturales o climas
artificiales y, por último, incluso, están los climas que no son climas, climas
sonoros, psicológicos, mágicos, con los que se genera la infinita variedad de
los espacios arquitectónicos.
Rafael
Serra
La estrategia de diseño de enlazar los espacios considerando la movilidad y la respuesta espontanea a la variabilidad de las condiciones meteorológicas y de contorno, ha favorecido el funcionamiento térmico de la vivienda al aprovechar los microclimas que se van alternando en el interior. Como Philippe Rahm escribió: La forma y la función siguen al clima.
La piel del edificio protege con su espesor y densidad las zonas más expuestas y vulnerables (fachada norte) de los ruidos, el frío y del fuerte viento, mientras que la fachada sur es más luminosa, al abrirse de generosamente a su propio patio (de soleamiento y vistas controladas, sin ruidos, ni viento).
Durante la fase de diseño se realizó una simulación de la vivienda con el programa Energy Plus, ya que a diferencia de otras herramientas, tiene la ventaja de considerar la influencia de la inercia térmica de los materiales, permitiendo el estudio del comportamiento pasivo del edificio y optimizando el tipo de muro y espesor de aislamiento según la orientación. En las zonas más soleadas (cubierta y fachada sur) se dispuso una cámara ventilada para evitar la transmisión térmica al interior. Se estudió el efecto del tono claro de la cubierta, que reduce la absorción de temperatura un 45% con respecto a un color más oscuro, y se diseñaron elementos de sombreo (toldo en la terraza y parra en el patio) para los meses estivales.
Con la utilización de materiales
naturales se consiguió una piel permeable al vapor de agua en el interior que
transpira y tiene una alta capacidad higrotérmica, permitiendo la auto-regulación de humedad dentro de la
vivienda de modo natural. Independientemente de las circunstancias exteriores los
materiales mantienen un comportamiento higrotérmico activo con valores
constantes entre el 40% y el 60%:
-
Muros: la transpirabilidad del
revestimiento final de arcillas, el revoco base de barro y el muro de adobe con
su gran inercia mantienen la capacidad de equilibrar la humedad ambiental.
-
Techos: la madera ha sido tratada
con aceite de trementina para mantener el poro abierto (no barnizadas) para
permitir su transpirabilidad y regulación higrotérmica.
-
Pavimento: realizado con yeso
continuo, ha sido tratado con aceite de linaza y aceites naturales de acabado
que mantienen la transpirabilidad y regulación higrotérmica del material.
El edificio cumple los estándares
(que serán obligatorios en 2020) de la Directiva Europea 2010/31/UE relativa a
las condiciones energéticas de los edificios de consumo de energía casi nulo
(Nearly Zero Energy Building, NZEB).
La vivienda construida conjuga las
ventajas y conocimientos introducidos por las viviendas pasivas europeas con la
adaptación al entorno que la tradición española ha desarrollado en la
arquitectura popular. Mediante el estudio de las orientaciones, el uso de materiales
de alta inercia térmica, ventilación
cruzada, patios interiores, vegetación y elementos de sombreo, se ha construido
esta vivienda que cumple con los estándares de consumo casi nulo, propios de
las viviendas pasivas.
Fotos
de estado final de obra. (Fuente: Pedro Bel Anzué, arquitecto)
Materialidad sostenible: Fabricación y construcción de adobe
La arquitectura moderna no
significa el uso de nuevos materiales, sino utilizar los materiales
existentes de una forma más humana.
Alvar Aalto
El 84.3% de los materiales
principales utilizados durante la construcción proceden del entorno (distancia
menor a 25 km) y generan un reducido impacto medioambiental durante su
procesado (tierra, madera, cal, corcho, paja). Si en algún momento esta
vivienda se derribase, los materiales serán inocuos y biodegradables en un
periodo inferior a 10 años.
Se realizó un detallado estudio de optimización
de la fabricación de adobes valorando los factores económicos, ecológicos y los
rendimientos de producción. Así se pudo ajustar y optimizar el proceso de fabricación de los adobes. Curiosamente,
lo más ventajoso en este caso resultó ser fabricarlos en la misma obra,
mezclando y amasando manualmente de la misma manera que hicieron los residentes
originales del barrio en las décadas de 1950-1960. Gracias a la buena
planificación y organización, pudimos ejecutar los adobes y los muros de esta
vivienda ecológica con una inversión similar a la de una vivienda convencional
(de ladrillo y hormigón)
Tras una primera evaluación de los
tipos de tierra disponibles en las 8 canteras más cercanas a la obra se
desarrolló una mezcla óptima compuesta por una tierra muy arcillosa y otra más
arenosa de Juslibol.
Esta mezcla formulada solamente a
través del tacto adquirido con experiencias anteriores y mediante la
realización de ensayos sencillos de campo (churro, pelota, decantación…), fue
contrastada por la experiencia de Pepe Rodrigo y Jesús Juan Lacambra (dos
antiguos adoberos zaragozanos que comenzaron a trabajar realizando adobes con 8
años). Simplemente con el amasado, ambos confirmaron la idoneidad de la mezcla formulada y la proporción de paja y
agua, por lo que realizamos los primeros 200 adobes.
Tras comprobar el correcto secado
(sin agrietamiento) de los adobes y su dureza, la mezcla fue analizada en los
laboratorios de la Universidad de Granada mediante ensayos de resistencia a
tracción, compresión, flexotracción, difractograma de Rayos X y ensayos de
envejecimiento acelerado (con ciclos de hielo-deshielo y sales).
Los ensayos científicos ratificaron
la calidad de la mezcla formulada a partir de los ensayos de campo y los
experimentados adoberos (Jesus Juan y Pepe Rodrigo), por lo que comenzamos la
fabricación de los 20.000 adobes necesarios, que fueron realizados casi en su
totalidad por José Antonio Bel Gaudó. La producción de estos adobes supuso cinco
meses de trabajo continuo transformando 80 toneladas de tierra en adobes.
Gracias el estudio y optimización
de producción, el coste de cada adobe fue tan solo de 0,65 €/unidad. Como
comparativa, un ladrillo del mismo tamaño pero de hormigón (gero) suministrado en obra cuesta 0,43
€/unidad. El presupuesto final al construir la vivienda con adobes fue de 4.400
€ más alto que con gero, y 6.300 €
más alto que con el uso de termoarcilla.
Este ligero sobre-coste se amortiza rápidamente al valorar los beneficios
térmicos que aporta el adobe, demostrando que hoy en día es viable el uso del
adobe dentro de la construcción de viviendas.
La ejecución de los muros de adobe fue
realizada con aparejo Flamenco y juntas de mortero de cal. Posteriormente las
paredes se revocaron con barro de adobe como capa de nivelación y una fina capa
de terminación a base de arcillas blancas (caolinita) con celulosa, por lo que
no se han pintado las paredes.
Ámbito social y económico del proyecto
Hacer las
cosas lo más simple posible pero no más sencillo.
Albert
Einstein
El trabajo se realizó desde la
vertiente ética y consciente, con la participación orquestada de promotores,
constructores, colaboradores y técnicos. Entre todos, se fueron superando las
constantes dudas técnicas y constructivas propias de la innovación en el uso de
materiales que se estaba implementando.
En varias ocasiones hubo que
recurrir a la experiencia y los conocimientos de albañiles jubilados. Para
divulgar y no perder estos conocimientos se ofrecieron una serie de cursos
gratuitos de construcción con tierra. Más de 150 personas pasaron por estos
cursos: ciudadanos interesados, profesionales de la construcción, técnicos, y
también vecinos del barrio, que construyeron sus propias casas con sus padres y
colaboraron haciendo sus adobes hace más de 50 años.
Mediante esta divulgación, se
realizó una puesta en valor de los oficios perdidos como adobero, calero,
estucador… permitiendo la trasmisión del conocimiento transgeneracional; un valor
patrimonial en riesgo de desaparición.
Conscientes
de la importancia de la economía local, se contrataron preferentemente gremios
y trabajadores autónomos del propio barrio, optando por materiales poco
industrializados para incorporar la manufactura y artesanía al proyecto.
Analizando críticamente este proyecto, se ha demostrado que es
posible construir una vivienda contemporánea con adobes, respetando las
condiciones de calidad, eficiencia térmica y viabilidad económica propias de la
actualidad.
(*) Escrito en homenaje a
Antoine de Saint-Exupéry, cuando era niño.
(1) de la Sota: Un buen día
dejé de trabajar y procuré pensar libremente en lo que hacía y se hacía. Ese
mismo día empezaron a desprenderse tantos añadidos que a cualquier pensamiento
serio sobre arquitectura se abrazaban, se pegaban como auténticas lapas,
crustáceos. El resultado limpio era atractivo y pensé que también podía
llamarse Arquitectura, tal vez arquitectura, y disfruté con esa a minúscula, ya
que me bastaba para resolver los problemas que siempre la arquitectura tuvo que
resolver: ordenación del mundo en donde desarrollamos nuestra vida.