La
mueca de la sonrisa
en
vano vuela,
sortea
el escenario
con
su carga de hipocresía.
Ya
se sabe,
comprendí
su soltura,
prestada
calma,
prudencia
sonora.
Me
embaucó,
como
siempre,
con
dulzura,
lentitud,
abrazo,
Y
ahora debo recomponerme
He
sido testigo de un robo,
perpetrado
en la conciencia,
dos
pistoleros,
con
fuego cruzado,
me
asaltaron cuando dormía.
De
nuevo lo sé,
de
la sonrisa uno no puede esperar mucho,
mentirse,
quizá,
apretarse
contra el muro,
para
ya desvanecido:
caer
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