¿Queda algo de verdad tras la escritura?
¿Estoy escribiendo para mi mismo o para ser leído?
Una elección se me plantea, casi siempre al principio. Si
escribo para ser leído, trato de comunicar algo al otro o esa creación propia
que creo no ser yo, pero puede que nunca esté seguro de no serlo. Así busco dejar una
estela de verdad, de sentido o de belleza que llegue a formar parte del lector.
Si escribo para mí mismo, el escribir, la escritura y el que
escribe busca la disolución de sus límites en el verbo. Quizás este proceso
haga del escribir un acto válido en sí mismo… no sé; tal vez nunca lo haya
experimentado como tal, quizás siempre hubo alguna pretensión de conquistar
alguna verdad profunda, de descubrir lo de dentro haciéndolo visible al
intelecto, sacándolo o esculpiéndolo con palabras. ¿De verdad hay algo hay
dentro? ¿Hay alguien ahí? ¿Hay tiempo? ¿Espacio? ¿Hay siquiera interioridad? ¿O
son sólo pensamientos que pasan como ráfagas de viento, sin dirección, sin
objeto?...
¿Dónde está mi casa? ¿Quién es ese ‘yo’ que se pregunta por ‘su’
casa? Tan sólo es ‘algo’, un ente indeterminado que tiende a nombrarse para
comprenderse, para saberse parte de algo que lo trasciende y con lo que tiende
a identificarse cuando deja de nombrarse. Se trata quizás de un yo jerárquico
cuya identidad es dinámica, que se define a sí mismo en relación a lo que
considera no yo, a lo que llama ‘lo otro’.
Nombrar un yo es poner algo que me es propio, algo de mí, en
relación a algo que considero ajeno, externo o periférico. En realidad, eso que
hoy veo como externo, podría INcorporarlo al situarme en otro nivel de la
jerarquía del yo.
Cada vez más, siento el mundo, a eso que llamamos realidad,
como una emanación diferenciada que es propia de cada centro de conciencia.
Cada centro de conciencia es un instante desde donde el universo se recrea
obedeciendo a las leyes singulares de ese centro de conciencia desde el que emerge el
universo.
La idea de universo, en el sentido de un lugar común para
todos los centros de conciencia donde todo ocurre simultáneamente es quizás una
idea distorsionada para el ser individual; una idea que alimenta al ser social
y lo lanza a un territorio de ficción al que concede mayor validez que al
propio mundo, como emanación única e intransferible… tan sólo una voz, quizás.
Y queda abierta una pregunta para cuando el instante emerja… llegado
el momento de la indagación:
¿Cuál es la relación, o cómo se relaciona el ser individual
con el que me identifico ahora, con el ser social o colectivo que se ha
construido mecánicamente como escenario para la manifestación del personaje
que interpreta este papel en el teatro del mundo?