Quédate
a reposar,
amigo
Surges
de improviso
como la
luz
que yace en el mismo remanso
Ayer
lloré yo
ahora
lo haces tú.
Compartimos
la misma lágrima:
la
fortuna de tantos otros
antes
que nosotros.
No he
conocido a nadie
aún
que no
haya dorado el campo de llanto
una vez
y
miles.
Fatigarse
de llorar,
sembrarse
de lágrimas
alborotarse
de recuerdos
Tú lo
sabes,
no hay
atajo en la vereda verde
ni
rigor académico posible.
La
sencillez es la única arma visible:
sumar
una lágrima,
sin
interrogación
miles:
sin
duración
millones
hasta
llegar al inicio